viernes, 8 de octubre de 2010

En busca del espacio-tiempo discreto

Un día, cuando estaba en una discoteca, y vi cómo la luz parpadeante sólo dejaba ver ciertas “diapositivas” del movimiento de las personas, llegó a mi mente una idea brillante sobre el espacio-tiempo cuántico. En concreto, es un experimento mental que demuestra que, si el tiempo es discreto, el espacio también ha de serlo.
Pensemos primero en una partícula que describe una trayectoria determinada. Ahora, disponemos de un haz de fotones, y la iluminamos de forma que podamos vislumbrar su posición en cada momento. Si el tiempo es discreto, no podemos bombardear la partícula continuamente, sino que podemos enviar fotones en pequeños intervalos de tiempo ∆t.
Esto implica que sólo podamos ver la partícula en ciertos puntos con una separación ∆x, y nunca seguirá una trayectoria completamente continua.
Ahora bien, ¿cómo podemos demostrar que no podemos hacer ese intervalo ∆t tan pequeño como queramos, sino que llega un punto en que no podemos reducirlo? Según la mecánica cuántica, el intervalo de tiempo entre fotón y fotón, en función de su energía E está dado por:

∆t=ħ/2E

Lo que quiere decir que para nuestro propósito, debe haber un tope de energía para un sólo fotón, la cual está relacionada con su frecuencia por:

E=hν

que tampoco parece tener cota superior. Hay que seguir estudiando el caso...

La "destrucción" de la física

En otra ocasión dije que la idea de un espacio-tiempo cuántico descartaba opción alguna a que el cálculo infinitesimal controlase la física a estas escalas. Esto lleva consigo, no sólo la desaparición de magnitudes derivadas tales como la velocidad (en realidad, esta cantidad es innecesaria, pues todos los objetos llevan velocidad c), sino además la extinción de las condiciones iniciales. Valores obtenidos a partir de integración, como la posición inicial de una partícula en cinemática, ya no tendrían cabida.
Esto es de vital importancia, pues al no haber condiciones iniciales, no existiría algo llamado “el principio del universo”; esto daría la razón a la Gravedad cuántica de bucles, que descarta la posibilidad de un Big Bang inicial.
Además, la física avanzaría, como muchos pretendemos, eliminando cosas y dejando finalmente sólo lo imprescindible. Como yo, muchos otros piensan que una teoría definitiva de la física se describiría con una gran sencillez.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Temporalmente fuera de servicio

Bueno, hace tiempo que no escribo, eso es porque el pasado día 13 de septiembre comencé las clases en la universidad, y la verdad es que no tengo mucho tiempo para gran cosa. Ni siquiera he podido publicar el capítulo que correspondía al pasado viernes, lo siento mucho.
La verdad es que este año nos están espabilando bastante, pero eso es bueno, hay que trabajar bien desde el principio. A este año le he puesto mucha ilusión, y espero aprobarlo todo como es debido.
Pronto tendréis más noticias mías =).

¡Saludos!

lunes, 13 de septiembre de 2010

¡Teórico aprobado!

¡Buenas! sólo quería deciros que el otro día me presenté al examen teórico para el permiso de conducción clase B, y bueno, a pesar haber cometido dos fallos que me han causado algo de depresión, he conseguido aprobar, y en cuanto pueda, me dispondré a tomar clases prácticas.

¡Saludos!

La saga de los caballeros atormentados IX

Reporte 9

Hace poco que ha amanecido. Hoy me dispongo a viajar a tierras lejanas para continuar con mis propósitos. Es el comienzo de una travesía a través del globo que durará bastante, y tal vez jamás vuelva a mi lugar de origen.

Me he dirigido a un bosque cercano a la costa. Voy en busca de algunos troncos que queden en pie para construir una balsa que me lleve a la tierra más próxima. Este trabajo me llevará un tiempo, puesto que la mayor parte del bosque está calcinada, y los restos, inservibles para construir cualquier objeto de madera.

Al cabo de alrededor de una hora he conseguido reunir todos los útiles necesarios para construir mi balsa, y poco a poco, a eso de un cuarto de hora mi balsa ya está terminada. La llevo a cuestas hasta la orilla, y, antes de embarcar, echo la vista atrás, para dar mi posible último adiós a mi querida tierra, aquella que me vio nacer y me ha dado sustento durante bastantes años.

Como mi recién construido medio de transporte es algo lento, tengo tiempo de sobra durante mi viaje para reflexionar sobre muchas cosas. También han llegado a mi mente imágenes de mi infancia. Mi infancia no fue todo lo agradable que hubiese deseado. Por supuesto, que conté con el cariño de mi familia, y no todos los días me faltó algo que llevarme a la boca. Sin embargo, el mundo en aquél entonces no era mucho mejor a como lo es ahora. El mundo ya se había degradado desde hace algún tiempo, y la sociedad, bueno, más bien escaseaba la población mundial, por lo que no tuve la ocasión de relacionarme con mucha gente.

Supongo que fue en nuestra infancia cuando, todos nosotros, empezamos a curtirnos para la batalla. Cuando empezamos a hacernos a un mundo cruel y desolador. Quién sabe si los dioses estuviesen jugando con nosotros para disfrutar de una buena guerra, como la que se está librando en nuestros días.

Cuando estaba más o menos a mitad de camino, me llegó a mi mente el informe de una batalla que se acababa de librar entre el conocido Ezherin, el rey del hacha, y otro guerrero, por el momento desconocido, que pareció ser duro de pelar. No tenía gran armadura, pero tenía en su brazo izquierdo un escudo de mitrilo que le defendía de cualquier ataque. Además, tenía en su poder una espada corta con la que podía causar un daño atroz en el enemigo.

Lasez el azotador
Y sin dejar de ser cruel
Ataca a Ezherin el segador
En esta lucha sin cuartel

El hacha responde
A los deslizantes cuchillos
Lasez no se esconde
No es una lucha de chiquillos

La batalla se complica
Los dos están igualados
La ira se amplifica
los dos pueden estar acabados

La batalla se alargó un poco. El rival de Ezherin, Lasez, era duro de roer. Tenía una notable agilidad para esquivar los ataques, lo que le hacía un rival fuerte en el cuerpo a cuerpo. Atacaba con unas cuchillas que llevaba adheridas a las manos y los pies. Tras algunos rasguños, alguno que otro de gravedad notable, Ezherin logró acabar con su enemigo con un mandoble que le cortó el cuello.

Que Ezherin, un rival con el que las pasé canutas, haya tenido dificultades para hacer frente al enemigo, sólo puede significar una cosa: que nuestros enemigos son cada vez más duros de pelar, y que no he de bajar la guardia, y pensar que el último rival con el que he lidiado no es sólo una excepción, y que vendrán más enemigos más fuertes que yo, y tal vez para la próxima ocasión no vuelva a tener la ayuda que tanto he agradecido.

Al cabo de un rato, sufrí el ataque de unos caimanes, que surgieron de entre las aguas por sorpresa. Por suerte, fui yo más ágil, y antes de que me causasen grandes heridas, todos ellos probaron el sabor de mi renovada, y de azul resplandeciente espada. No obstante, este altercado alteró notablemente el rumbo de mi barca. Antes de darme cuenta, estaba de camino a tierras diferentes de las que había planeado, y ya no había manera de dar vuelta atrás, puesto que desconocía el camino de vuelta. El océano es tan azul, y lo que es peor, tan homogéneo…

Pronto empecé a divisar a lo lejos la costa. No parecía ser una isla, sino más bien parecía que había alcanzado el continente. No obstante, parece ser que no fue muy bien recibido allí, pues, poco antes de llegar a pisar tierra firme, vi llegar hacia mí una lluvia de flechas que parecía provenir de la playa. Salté rápido de la balsa, y con un poco de suerte ninguna de las flechas consiguió alcanzarme. Dirigí mi vista al frente, y pude ver, subido a una alta piedra, un arquero que me estaba atacando maliciosamente.

Hasta llegar a la cosa, mis movimientos se vieron algo ralentizados debido a la columna de agua que tenía que sortear bajo mis pies. No obstante, con un poco de dificultad, esquivando el aluvión de flechas súper rápidas que se dirigían hacia mi persona, conseguí llegar a tierra firme. Tenía al rival justo enfrente de mí, pero no me atrevía a escalar la piedra hasta llegar a él, pues aprovecharía la ocasión para atacarme, y en ese caso no tendría opción alguna para esquivar sus ataques.

Pero pronto tuve la feliz idea de hacerle bajar destruyendo la piedra sobre la que estaba subido, así que blandí mi espada, y con un mandoble, que dejó un reluciente destello azul al reflejarse en el Sol, partí en dos la piedra, y se vino abajo. Tenía justo enfrente de mí al enemigo, pero este se alejó, sin bajar la guardia, ya que sabía que en el cuerpo a cuerpo no tendría nada que hacer contra mí. Mientras se alejaba, a menudo se giraba para lanzarme flechas, pero yo, en vez de quedarme parado viendo cómo me atacaba, decidí seguirle, y como yo, tras la batalla anterior, me he vuelto mucho más ágil, no me costó mucho alcanzarle. Me quedé a pocos centímetros de él, apuntándole con mi espada, y él a su vez con su arco.

Los dos sabíamos que, ante el mínimo movimiento, el otro lanzaría su ataque sin pensárselo dos veces. Yo, pensando en mi superior agilidad, decidí atacar primero, y en efecto conseguí atravesar su cuerpo con mi nuevo ataque relámpago, pero a costa de recibir uno de sus flechazos en mi brazo. Me hallaba en medio del bosque, algo malherido, y sin saber muy bien qué hacer…

lunes, 6 de septiembre de 2010

La saga de los caballeros atormentados VIII

Reporte 8

El final tal vez se acerque
Nuestro héroe agoniza
No hay posible albergue
En esta lucha ahogadiza

El valeroso se ve acorralado
Tal vez no haya manera
A la vida está aferrado
Pero el rival muestra destreza

Hoy me he visto involucrado en la peor batalla que he tenido hasta el momento. Jamás pensé que llegase este momento, y menos aún tan pronto. Es el mayor obstáculo que se ha presentado en mi camino a mi meta. Mi meta de llegar hasta el único rival que verdaderamente me interesa, aquél que me arrebató algo mío, cosa que no puedo consentir.

He llegado hasta mi rival, y en principio no parecía que fuera a dar muchos problemas, pero pronto empezó a destacar por su extrema agilidad. De pronto desapareció, y volví a encontrármelo en la costa poco después. Hizo surgir tras de sí una gigantesca ola que me engulló, y de pronto me vi sumergido en el fondo del océano, incapaz de moverme debido a la gran cantidad de energía que desprendía mi rival. No obstante, de pronto alguien, cuya identidad no desveló, me cedió su apoyo y su energía, y fui capaz de salir de aquel embrollo. Pero no fue suficiente, pues, a pesar de llegar a estar a su nivel, aun así no fui capaz de hacerle mella, y pronto tomó las riendas del combate, dejándome exhausto y tirado en el suelo, sin apenas moverme.

Parecía que todos mis huesos estuviesen hechos pedazos, y que todos mis músculos estuviesen desgarrados. Literalmente, me veía incapaz de moverme. Sus efectivos golpes, unidos a su amenazante energía, me habían vuelto a paralizar. Estaba tirado en el suelo, y mi enemigo se iba acercando lentamente. Cada vez estaba más cerca; cada vez veía más cerca mi trágico destino. Estaba claro que no iba a condonarme. Me iba a aplastar como a una hormiga.

No obstante, de pronto, volví a escuchar aquella voz que provenía de allá a lo lejos. Me decía que no me rindiese, que me quedaba poco para derrotarle, y que iba a proporcionarme toda su energía para que saliese adelante. Aunque ello supusiese caer debilitado él, pero ahora lo que importaba era mi batalla. Volví a sentirme lleno de energía, aunque mi cuerpo se seguía sintiendo demasiado débil. A duras penas conseguí ponerme de pie, siempre en el límite del equilibrio. No tenía fuerzas ni para salir corriendo, y estaba claro que en ese estado, y sin mi quería espada, no conseguiría derrotarle.

Este ser se plantó delante de mí, quizá esperando a que hiciera algún vago movimiento, para, finalmente, quitarme de en medio. Pero, en mi memoria, volvió a dibujarse aquella voz que me animaba y me daba fuerzas, y entonces, empecé a desprender tanta, o quizá más energía que el enemigo, tanta que empecé a asombrarme. Mi cuerpo seguía débil, pero mi espíritu se hacía cada vez más fuerte.

De pronto, noté cómo sentí la presencia de mi espada, que había sido lanzada lejos. Era como si cobrase vida. En ese momento, sentí un rayo caer a mis espaldas, un rayo que iluminó toda la zona. Sentí cómo mi espada quería volver a mí. Así lo desee, y mi espada fue volando hasta mi presencia. Pronto llegó a mis manos, y noté más que nunca todo su peso, pues me sentía casi incapaz de blandirla. No obstante, sentí todo el poder de Zeus, y de su rayo, como si él también quisiera darme energías para salir victorioso de este combate.

Gracias a esta sensación, fui vagamente capaz de alzar mi arma. Pero tal vez era demasiado tarde, pues mi rival ya se acercaba a atacarme. Era cuestión de una fracción de segundo decidir el fin del combate. Si era capaz, incluso a pesar de mi notoria debilidad, de burlar a su increíble agilidad, y de asestarle un golpe, de seguro este sería mortal. Difícilmente se podía vislumbrar el destino del combate.

Sin apenas ser consciente de lo que había sucedido, cerré los ojos, y mi última imagen fue la de su puño dirigido directamente a mi pecho. Pero no sentí ningún golpe en mis carnes, así que, abrí los ojos, y lo que vi realmente fue mi espada clavada en el pecho del enemigo. No sabía realmente lo que había pasado, ni si fui yo quien realizó esa maniobra, o sin embargo fue el gran Zeus, quien me bendijo con un rayo que otorgó un poder sobrehumano a mi espada. Pero lo que estaba claro es que por fin había vencido.

El gran rival queda por fin vencido
Tras un gran esfuerzo se consigue el éxito
Demostró ser aguerrido
Y por Zeus resultó bendito

Mi rival se quedó inmóvil, jadeando, y en cuestión de segundos cayó redondo al suelo. Yo también estaba exhausto, así que también me dejé caer al suelo para tener un momento de respiro. No sé si me quedé inmóvil unos minutos, o quizá unas horas. Cuando pude reunir las fuerzas suficientes para moverme por mi mismo, utilicé toda la sangre que le quedaba a mi rival para potenciar aún más mi arma, y también para bebérmela yo, y así recuperarme de mis heridas, y captar parte de las asombrosas habilidades del ahora fallecido.

Pronto me sentí como nuevo, y más aún, más fuerte y ágil que nunca. Mi espada, además, rebosaba energía, y desprendía un ligero destello azul, tal vez por el rayo que la bendijo. Desarrollé una nueva habilidad, que he bautizado como el ataque relámpago, que fue la que me permitió alcanzar las cotas de velocidad suficientes para que mi ataque fuese certero. Seguramente la necesite contra más adversarios duros de pelar.

Mi próximo destino fue mi guarida. En realidad no fui a descansar, sino a despedirme de todo aquello a lo que otorgaba algo de valor sentimental. Tal vez no fuera a volver ahí jamás. Lo más probable es que mi sendero terminase antes de que tuviese la ocasión de regresar. Al poco de yo llegar, empezó a anochecer, así que decidí pasar la noche en mi especie de habitación, para partir a primera hora de la mañana a tierras extranjeras.

martes, 31 de agosto de 2010

Réquiem por un compañero

Fue más o menos al principio del verano. No obstante, yo recibí la noticia hace poco, y al principio no me lo podía creer. Pocas veces le ocurre esto a alguien tan relativamente cercano a nosotros, y la verdad es que, siendo una persona tan joven, duele bastante.

Yo, personalmente, no tenía mucha relación con él. Ni siquiera tuve la ocasión de conocerle más afondo. Seguramente era una gran persona. Por que conocía de él, no me he sentido indiferente.

Fuimos compañeros en 2º de Bachillerato, un curso duro donde los haya. Él no era quizá el mejor estudiante, pero estaba claro que era alguien con el que podía uno contar, y con el que podía uno reír.

Has de saber, compañero, allá donde estés, que todos aquellos a los que has dejado un recuerdo positivo, no te olvidaremos, y que estamos contigo, Izan.

La Saga de los caballeros atormentados VII

Reporte 7

¡Oh! Qué bello es contemplar la danza celestial. Cómo las bellas e intangibles estrellas se mueven por todo lo largo de la bóveda celeste. Cómo la luz de las estrellas, en contraposición con lo oscuro de la noche, conforma el yin y el yang del firmamento.

El cielo, en todo su esplendor, se puede mostrar bello, así como puede sacar su lado más atroz cuando lanza rugientes rayos que calan en el alma de todos los circundantes, y son capaces de iluminar el ambiente como si crease un día artificial. Zeus, el gobernador de los cielos, es un ser benevolente que puede desatar toda su ira en una vorágine de destrucción.

¡Ah! Qué inmenso es el mar; grandes columnas de agua que vagan por todo lo largo del globo terrestre. El agua, que puede mostrarse en calma, o en cambio rugir bravamente, puede salvarte la vida, o arrebatártela. Siendo el elemento más blando de la naturaleza, es capaz de causar la destrucción allá por donde pasa. Es Poseidón el rey y guardián de los mares, el que vigila con su tridente las aguas bajo su trono submarino.

En el inframundo, el lugar a donde van a parar las ánimas de los caídos, habita Hades. Su hogar es el fin de cada una de las individuales historias de cada persona que nace en este planeta. Es el fin de una gran cantidad de recuerdos, de historias, de sentimientos, de vida.

Mi viaje ha estado a punto de acabar. Por primera vez en mi vida, se me presentó un bache en mi camino hacia mi destino, que parecía ser totalmente imposible de escalar. Por primera vez, en esta batalla, me encontré con un rival que parecía ser totalmente imposible de derrotar. Por primera vez, me sumí en una situación que parecía imposible de superar.

Durante mi lucha con aquel tipo, una ola gigante me arrolló inevitablemente, y en cuestión de segundos me hallé en el fondo del océano. Escapar hacia la superficie me fue totalmente imposible, ya que el gran poder de mi rival me paralizó por completo. Lo único que podía hacer en esos momentos era ver cómo me hundía cada vez más, ante la presencia impasible del enemigo. En esos momentos sólo pensaba en cómo mis sueños, mis esperanzas, simplemente… se desvanecían.

Todo parecía perdido. Cada vez me hundía más, y parecía imposible librarse de la parálisis en la que me tenía sumergido el rival. No obstante, en el último momento, pude vislumbrar un halo de esperanza. En los últimos instantes que me quedaban de vida, pude oír claramente una voz, procedente de Dios sabe dónde, que me llamaba. Una voz que me resultaba familiar, perteneciente a alguien que quería sacarme de aquél apuro.

Aquella voz me daba esperanzas, me daba energías. Alguien, situado en otra parte, lejos de aquella zona de batalla, me cedía su fuerza y su energía para que saliese con vida de aquella entramada situación. De repente, sentí cómo mi cuerpo se llenaba de energía, de vigor, y por fin fui capaz de liberarme de aquella parálisis que me impedía moverme. Y no sólo eso, sino que además conseguí tanta potencia, que pude abrir las aguas a mi paso.

Era alguien nuevo, renovado. Me sentía lleno de poder. Sentía que dentro de mí, fluía cada vez más vida. Y, además, sabía quién era aquella persona que me dio todo su apoyo, no solo para salir con vida del fondo del mar, sino también de unir fuerzas para poder derrotar a un enemigo común.

Ahora sí que me veía, o eso creía, capacitado para derrotarle. Esta vez contaba con una fuerza adicional. Era como si nosotros dos fuéramos a combatir al unísono contra el rival. Como si mis golpes fueran a resonar como si los golpes de ambos actuasen en conjugación. En cuanto me liberé de la columna de agua que se cernía sobre mi cabeza, volví a encontrarme sobre la caliente arena, en frente del caballero que tantos problemas me estaba causando. No parecía muy sorprendido por el hecho de que yo me hubiese liberado de su control, y sin embargo me veía capacitado para darle la vuelta a la situación.

Alcé mi arma, y me acerqué al rival todo lo rápido que pude. Me sorprendió ver cómo esta vez no se había apartado, sino que, manteniéndose en el sitio, intentaba a toda costa parar con las palmas de las manos los mandobles que le asestaba. En realidad no tomé el control del todo, sino que ahora la batalla estaba un poco más igualada. La espada no me servía de mucho si no conseguía alcanzarle, pero por lo menos ahora estaba casi convencido de que no me volvería a pillar por sorpresa.

Cuando llevábamos un buen rato forcejeando, me di cuenta de que, en realidad, no era él quien había reducido su increíble velocidad, sino que era yo quien, gracias a la energía que me proporcionó mi compañero, alcancé unas cotas de agilidad impensables hace un tiempo. No obstante, aún necesitaba más agilidad para poder conseguir siquiera dañar al enemigo. Parecía un dios, más que un mortal.

Me alejé, y cuando estábamos los dos, a una cierta distancia, de frente, nos quedamos mirando. Si antes no parecía tener ánimos para tomar la iniciativa, y acercarse a atacarme, ahora que no me iba a pillar desprevenido, menos aún. Lo siguiente que decidí hacer, fue lanzar mi espada, como lo había hecho anteriormente. Pero desgraciadamente, la espada no había sido bendecida con el don de la agilidad, y no consiguió hacer mella.

Mi rival, entonces, tal vez cansado de que tanto se prolongase la contienda, decidió acercarse a mí y golpearme. Esta vez demostró su verdadero potencial. A pesar de que no portase arma alguna, sus golpes eran duros y ágiles, casi imposibles de esquivar. Apenas me dio tiempo a usar mi arma. En un momento me lanzó al suelo, y traté desesperadamente de alzar mi arma para atacarle, pero una gran cantidad de energía me deslumbró, y mi espada salió volando por los aires.

Ahora sí que volvía a estar en desventaja. Estaba claro que todas mis cualidades se habían potenciado notablemente, pero aún así sin mi arma no tenía gran cosa que hacer. Él aún era más ágil que yo, y los pocos golpes que consiguiera asestarle, tampoco le harían un daño notable. En efecto, nos enzarzamos en un combate cuerpo a cuerpo, y él mostró una ligera ventaja.

El pobre Savior
De vencer se ve incapaz
Quién será el vencedor
El guerrero más audaz

Acabé en el suelo y completamente molido. Yo le había conseguido alcanzar, sí, pero apenas conseguí hacer menguar su energía. Difícilmente conseguía levantarme, y veía como mi rival se acercaba. Estando en el suelo, me propinó una patada que me lanzó lejos. Esta vez sí que me sentía bastante débil, incapaz incluso de mover un dedo.

Estaba tumbado sobre la arena, y mi enemigo se acercaba. ¿Acaso no habría servido de nada la ayuda proporcionada? ¿Acaso ni siquiera dos caballeros luchando juntos podrían derrotar a este ser?

P.D. Siento mucho no haber podido publicar el viernes, que es cuando correspondía, pero últimamente he estaba bastante liado, con las fiestas de mis localidades y todo, espero que lo comprendáis. Ya os iré dando más detalles.

domingo, 22 de agosto de 2010

Espacio-tiempo cuántico

Desde hace algún tiempo vengo estudiando la estructura cuántica del espacio-tiempo. La idea de un espacio-tiempo que presente valores discretos, en vez de ser continuo, como indica la física clásica, y también la relativista, no tiene ninguna base empírica, y sin embargo está siendo estudiada por más personas en la llamada Gravedad Cuántica, y, además, de ser cierta, presentaría un modelo bello y sencillo de nuestro universo.

Para empezar, la cuantización del espacio-tiempo rompe con el cálculo infinitesimal tratado a lo largo de siglos, reduciendo las matemáticas a valores racionales, eliminando las tan apreciadas derivadas e integrales. Lo primero que se sigue de esta ruptura es el desembarazamiento del concepto de velocidad (la velocidad es la derivada con respecto al tiempo de la posición, por definición), dejando, tal vez, tan sólo el concepto de velocidad media.

En realidad, todos los cuerpos poseen exactamente la misma velocidad, la velocidad de la luz. Este hecho puede sonar extraño, pero no lo es tanto si contemplamos el tiempo como una dimensión más: de esta forma, los cuerpos en "reposo" emplean toda su velocidad en viajar en el tiempo, mientras que las partículas energéticas emplean toda su velocidad en desplazarse por el espacio, a costa de no desplazarse por la dimensión temporal, hecho que bien verifica la Relatividad especial.

Gracias a esta idea, he podido ajustar la relatividad temporal a mi idea de un espacio-tiempo discreto, en forma de cuadrícula (que, sin embargo, en la realidad posee una estructura más compleja debido a la deformación gravitacional): si pensamos en un espacio bidimensional, compuesto de una dimensión espacial y una temporal, y colocamos un objeto que se mueva a una velocidad inferior a la de la luz, veremos que, en algunas ocasiones se desplaza por un eje, y en otras por el otro, de modo que para él sólo ha avanzado parte del tiempo, mientras que para nosotros, que estamos en reposo, cada "salto" contaba como un lapso de tiempo.

No obstante, esta es una idea muy primitiva de lo que sería un espacio-tiempo cuántico, pues, a pesar de todo, no es capaz de explicar la relatividad espacial. El siguiente paso sería combinar estas ideas con la mecánica cuántica, y más en especial con el principio de incertidumbre. De esta forma, podemos imaginar una partícula que mantenga una "velocidad espacial" constante, y que, en cambio, no viole la regla de la constancia en la velocidad de las partículas.

sábado, 21 de agosto de 2010

La saga de los caballeros atormentados VI

Reporte 6

Me pregunto si los dioses hablarán de nuestras hazañas. De nuestras místicas batallas como caballeros. Sea como fuere, cuando resulte caído en combate, tal vez las valquirias me lleven hasta el Valhalla. Seguramente sea un gran sitio donde pasar la eternidad; pero no es por ello por lo que lucho. Tal vez ni siquiera sea el único motivo el de venganza. Tal vez esté condenado a luchar, como muchos otros.

Si consigo sobrevivir a esta batalla, iré hasta el bosque, construiré una balsa de madera como me las apañe, y pondré rumbo a tierras extranjeras. Quién sabe si, siquiera, conseguiré llegar sano y salvo a mi destino. Mientras tanto, me apresuro a encontrarme con aquél que aguarda mi llegada.

Está, como quien dice, en la otra punta del país, y, aunque no es un país grande, ir a pie cansa bastante, algo nefasto justo antes de un combate. Por eso, tal vez lo lógico sería esperar aquí a que venga él, aunque eso agravaría la cosa, ya que le haría esperar, y volvería enfurecido. Y tal como se percibe su esencia, creo que no es bueno hacer hervir su ira.

No obstante, yendo a paso ligero, con agilidad, y evitando obstáculos varios, no me llevaré el día en llegar. Tal vez con una hora sea suficiente. Para llegar a mi destino, he de esquivar campos esterilizados por la lava, montes, zonas volcánicas, y regiones donde animales salvajes puedan entorpecer mi paso: pero esto solo sería mayor impedimento para llegar pronto: viendo los peligros a los que me he enfrentado, el animal al que más temo ahora es al ser humano.

Durante el viaje estuve reflexionando sobre diversas cosas. Primero me pregunté cómo sería el rival al que me voy a enfrentar. Desprende un aura muy poderosa, e, independientemente de lo poderosa que pueda ser su arma, su fuerza le basta para librar grandes batallas. Después me puse a pensar en la esencia de esta batalla: el motivo por el que se libra esta batalla, y los motivos que puedan impulsar a cada uno para seguir luchando. Si creemos en la bondad del ser humano, no sería adecuado pensar que todos nosotros luchamos solo por la destrucción y la sangre.

Después me puse a reflexionar sobre lo dura que es esta batalla, y lo complicado que es llegar hasta lo más alto, a pesar de que yo, a veces, pienso que es relativamente sencillo llegar a cumplir mi propósito, el de saciar mi venganza derrotando a las conocidas como las guadañas más veloces y audaces que existen.

Por fin llego al sitio donde tendría lugar el combate con mi enemigo. Es un lugar cercano a la costa. Avancé un poco, en la dirección en que apuntaba su presencia, y no tardé mucho en encontrarme delante de él. Estaba sentado en la posición de loto, y no portaba una armadura demasiado protectora, ni siquiera parecía llevar arma alguna.
No obstante, su presencia, ya de por sí, resultaba aterradora. Desprendía una gran energía amenazante. A pesar de que yo sí portaba un arma, y pese a mi agilidad, se avecinaba una interesante batalla. Me postré delante de él, y estuve un tiempo mirándole, los dos totalmente inmóviles, intentado encontrar alguna vía para atacarle.

Mi forma de saludarle, no muy gentil, fue la de blandir mi espada con toda mi agilidad para generar a partir del aire del ambiente una onda cortante, que le dio de lleno en el pecho y, no obstante, no pareció hacerle ni pizca de daño, ni siquiera cambió un ápice su semblante. Entonces, decidí acercarme a él, con la espada al frente, y asestarle un golpe directo. Caso error: mi rival desapareció de mi vista antes de que me diese cuenta, y apareció detrás de mí. Su velocidad era increíble, incluso para mí era algo nuevo. Volví a intentarlo, a acercarme a él, todo lo raudo que soy capaz, y volvió a esquivar mi ataque.

Mi segundo paso fue lanzar mi espada, como si de un bumerán se tratara, para que recorriese toda la circunferencia del campo de batalla. Cuando ésta volvió a mis manos, me giré para ver si había surtido efecto, y me lo encontré tan tranquilo como cuando llegué. ¿Es posible que este guerrero sea indestructible? No, no puede ser. En el fondo sabía que debía de tener alguna debilidad, y yo debería ser capaz de desarrollar una artimaña con la que pudiese derrotarlo.

Probé de una y mil maneras, pero él se mantenía en sus trece, meditando, tal vez para concentrar sus energías en lanzarme algún ataque demoledor. Incluso rogué a los dioses para que me concediesen una oportunidad para acabar con él. Pero, al parecer, en esta batalla no estaban de mi lado.

Decidí acercarme más a él, no en pose ofensiva, sino paso a paso, hasta que le tuve enfrente, a pocos pasos. En esta ocasión no se había movido, y yo creía que, a esa distancia, el más veloz de mis mandobles conseguiría hacerle mella, siendo imposible que tuviera tiempo para reaccionar. Pero me equivoqué, pues, a pocos centímetros de que la espada agrietase su cara, éste la paro con las dos manos. Volví a sentir esa presencia aterradora. Estaba paralizado, y con una patada fue capaz de lanzarme lejos. Estaba claro que era un caballero de los pies a la cabeza, y no comprendía en ese momento cómo no era tan popular entre nosotros como lo es Kasza: un caballero que combate a puño descubierto, con su espíritu como única arma.

Estaba tumbado en el suelo, y esta vez sin la espada a mi alcance. Mi rival se acercó, y entonces creí estar totalmente perdido. No obstante, no me atacó, sino que puso una pose muy intrigante: totalmente recto, juntando las manos con los dedos acoplados a la mano adversa, y los dedos índice y pulgar enfrentados. De repente, apareció una humareda desde el suelo que se fue levantando, y cuando desapareció, se llevó con él a mi enemigo. Seguramente no habría ido muy lejos, y sólo me estuviese esperando en otro lugar para proseguir el combate.

No obstante, me dio la oportunidad de ir a recuperar mi espada. ¿Tan seguro estaba de su victoria, que estaba dispuesto a darme algo de ventaja?

Su presencia volvió a notarse, y agudicé mi sexto sentido para localizarle. En efecto, no había ido muy lejos, y al poco me lo encontré en la costa, a la orilla del mar. Esta vez no estaba sentado, sino que estaba totalmente recto, y cuando me acerqué, puso una pose, como si fuera a invocar un conjuro, y tras de sí se alzó una ola gigantesca, que se abatió contra nosotros, y nos engulló por completo.

En cuestión de segundos, fui engullido por el agua, y cada vez la columna de agua sobre mi cabeza era mayor, hasta que me encontré en las profundidades del mar. Quién sabe cómo se las apañó este ser misterioso para conducirme hasta ese lugar en tan poco tiempo. Por supuesto, lo normal sería ir nadando hasta la superficie, para salir a flote. Pero, incluso en las profundidades del mar, podía notarse la presencia de mi enemigo. Desprendía una energía tan intensa, que volví a sentir la parálisis.

Esta vez no podía mover ninguna parte de mi cuerpo. Era frustrante ver cómo, de una situación tan sencilla, la cosa se había complicado tanto, hasta el punto de que ese podría ser mi fin. Y mientras tanto, me iba hundiendo cada vez más, y el aire empezaba a faltarme…

viernes, 20 de agosto de 2010

Lecturas

¡Hola! estoy pensando que, esto de escribir, cada vez se me hace más cuesta arriba. Últimamente me cuesta llenar siquiera 2 páginas de cada capítulo de la novela. Sea como fuere, intento motivarme e inspirarme escuchando música o pensando en mitos y leyendas de caballeros. De todas formas, espero que haya novela para rato. Por todo lo demás, no hay ninguna novedad, por lo menos hasta la semana que viene, que empiezan las fiestas de mi localidad.

viernes, 13 de agosto de 2010

La saga de los caballeros atormentados V

Reporte 5

¡Oh! De Savior el valeroso
Que en una pelea se enzarza
El rival no es temeroso,
Surge de entre la zarza

Ambos dos se preparan
En la mística explanada
Sus miradas se entrelazan
En esta noche helada

Savior su espada blande
Lorlen saca su látigo
Sus afiladas púas no en balde
conseguirán herir al enemigo

La batalla se resiste a comenzar
Los dos se guardan las espaldas,
La gloria pretenden alcanzar
Lorlen de metal sus faldas

El rival se aleja
Su arma despliega
Y desde la distancia desholleja
Savior de dañarse deniega

Su espada el aire corta
Pero al enemigo no atemora
Veloz como el aire se comporta
Y como el aire despliega su arma acechadora

El maestro del látigo lo esquiva
Y de un golpetazo la cara al rival hiere
De su mejilla la sangre cae abrasiva
Este hecho rabia le confiere

Ambos regresan a su puesto
Y se preparan para la siguiente acometida
Ambos se aproximan al destino funesto
La bondad resulta vencida

De Lorlen el peto la espada siega
Las púas contra la armadura de Savior estallan
En los dos la ira es ciega
En una cruda batalla se hallan

En triunfar cada uno insiste
La espada agrieta el metal
El látigo araña en cualquier despiste
Al igual que, de garras un arsenal

El Sol sale por entre las montañas
El metal de brillo reluce
Las púas pican cual mil arañas
La espada contra el rival se cruce

De un fortuito sablazo
Al rival el brazo desgarra
Este responde con un coletazo
El látigo retiene y amarra

La batalla está casi decidida
Savior retenido y a punto de ahogarse
Su voluntad a punto de ser vencida
Y estando atrapado morirse

No obstante, en el último momento
Savior alcanza su arma afilada
Consigue del rival el abatimiento
En su cabeza la espada atravesada

Esta última batalla me ha dejado exhausto, y con más heridas de las esperadas. Tal vez yo haya perdido incluso más sangre que el rival. Ahora he de recuperarme lo antes posible, pues no queda mucho para la próxima batalla. Esta vez, y sin que sirva de precedente, voy a ser yo el que se dirija hacia el rival, puesto que su presencia se deja notar claramente, y se aprecia cómo lleva tiempo esperando mi llegada.

No parece ser un rival fácil, incluso promete una batalla más emocionante que la que se acaba de librar. Sin embargo, no debo demorarme demasiado, pues si me hago de rogar, será el rival el que se acerque a mí, y no tendrá ningún reparo en aniquilar a alguien debilitado por una batalla que le ha causado bastantes heridas.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Un día más

Buenas tardes. El otro día fui al Hipercor, y bueno, no me fue mal. Me hice con el último disco de mi grupo preferido, Blind Guardian, y con dos libros conteniendo relatos en ingles, a fin de mejorar un poco mi nivel en esta lengua. A raíz de esto, me he replanteado el estatus de la novela "A la vuelta de la esquina", y he creido que lo que me está pidiendo a gritos es ser un relato, a fin de cuentas, no promete ser muy larga. Mientras, voy avanzando poco a poco con el japonés.

sábado, 7 de agosto de 2010

La saga de los caballeros atormentados IV

Reporte 4

En este país ya sólo quedamos tres. Y, en cuanto quede yo solo, empezaré mi rumbo hacia otros países. No estoy seguro de mi victoria; no obstante, espero que todo el duro entrenamiento que he realizado haya servido para algo.

Hasta ahora, he derrotado a tres caballeros: el primero, del que aún no he hablado, fue Alozar; el segundo, aquél al que le quité el casco, que todavía mantengo; el tercero, aquél tipo gigante, cuyo tamaño no fue impedimento para que finalmente lo matase.

Con cada víctima, nuestra alma se mancha un poco más. No obstante, yo no lucho por placer, ni por gloria, no. Tal vez la única razón por la que decidí participar en esta matanza ha sido la de abrirme paso hasta llegar hasta el famoso Kasza, derrotarlo, y así cobrar mi venganza. Reconozco que no sé muy bien lo que es querer a alguien, pero a mis padres los admiraba. Además, era lo poco que me quedaba en este inmundo planeta.

En la batalla contra Alozar, que tuvo lugar en el país vecino, cerca de la frontera, lugar en el que yo estaba de paso, aún estaba un poco verde. En efecto, podía aniquilar con facilidad a animales salvajes tales como osos y lobos, incluso con mis propias manos. Pero, un caballero atormentado, ésa es otra historia. Y, para ser el primero, no fue nada fácil. Su arma, una vara, era algo sosa, pero él no necesitaba más. Su predisposición para el combate, y su habilidad no dejaban mucho que desear. Me costó bastante atacarle: por cada golpe que le acertaba, yo recibía de él cuatro o cinco. Empleaba su vara con fuerza, y apenas me causó heridas sangrantes, pero sí me hizo bastante daño, incluso alguna que otra contusión, de la que ya estoy más que recuperado. En una ocasión, logró tirarme al suelo, y se dispuso a fracturarme el cráneo con un fuerte varazo, pero yo blandí rápidamente la espada, y conseguí sesgarle un dedo de la mano derecha, haciéndolo retroceder.

Desde entonces, fue perdiendo el dominio del combate, y fui ganando terreno. Primero, con un mandoble, conseguí rasgar la pernera de la armadura, y hacerle una pequeña herida en la pierna. Después, logré cortarle una oreja. También me llevé algún que otro golpetazo, que me dolió bastante, teniendo en cuenta que por aquél entonces, no llevaba nada de armadura, salvo mi ropaje de tela. El combate fue, poco a poco, ganando velocidad. Él, enfurecido, empezaba a meterse de lleno en el combate, y mi famosa agilidad se fue despertando poco a poco. El combate finalizó cuando le tendí una trampa: haciéndole creer que quería despojarle de sus pies, con una agilidad desbordante, pasé mi espada a ras del suelo, y, nada más saltar él para esquivar el ataque, alcé mi arma hacia el cielo, y atravesé por completo su cuerpo por el eje de simetría. Me arrepentí de haberle dado muerte, después de haber sido testigo de su valor y sus habilidades. Pero en esta batalla estamos condenados a acabar con los enemigos, y con los amigos también, sin piedad.

Bien, hoy tendrá lugar uno de los dos combates que libraré antes de partir a otras partes del mundo. A lo largo del tiempo, iré visitando nuevos sitios, y me enfrentaré a otros guerreros, cada vez más fuertes y hábiles. Seguramente, me pondrán a prueba más de una vez, pero haré lo posible por ir librándome de todos los que me corten el paso hacia aquél con el que me cobraré venganza.

Este ser es un poco intimidante. Dicen que, desde el principio, el destino de esta batalla está marcado, pues no hay nadie capaz de hacer frente a esas guadañas. Pero yo no estoy tan seguro. Cierto es que aún no estoy preparado, pero hasta que me encuentre con él pueden pasar meses, incluso años, y aún tengo mucho tiempo para curtirme en la batalla, y desarrollar al máximo mis habilidades.

Me gusta escoger el sitio donde tendrán lugar las batallas que libro con otros guerreros. No suelen poner pegas. Ellos lo único que buscan es sangre. Allá donde esté, me buscan, siguiendo mi presencia, y comienza la batalla. Para este combate he elegido una gran explanada, donde podamos movernos con libertad suficiente, y así disfrutar de un gran combate.

Savior aguarda paciente
Al combate contra un rival
En la explanada durmiente
Un campo de batalla sin igual

jueves, 5 de agosto de 2010

Día de playa

¡Buenas! bueno, como podéis leer, hoy he ido por la tarde a la playa; en concreto, a Punta Umbría. Me lo he pasado bien, excepto un momento en que una ola me fastidió un poco... ¡ah! y el almendrado que me pedí, de rechupete. También me llevé el librito de japonés que me compré hace poco, y tuve tiempo de reflexionar sobre las lenguas que iba a incluir en mi primera novela, aún en proceso, que las tengo un poco abandonadas, por cierto. He llegado aquí hace poco, y he cenado una pizza kebab casi entera, así luego me da acidez...en fin.

lunes, 2 de agosto de 2010

En el pueblo

¡Buenas! pues os escribo desde Gibraleón, provincia Huelva, el pueblo de mi madre. Bueno, el viaje se me ha hecho corto, y, a parte del calor, aquí se está bien. Lo malo es que, con las prisas, se me ha olvidado la mitad de las cosas, incluido el pent drive, razón por la cual, durante el mes de agosto, no podré publicar la novela "A la vuelta de la esquina", siento mucho las molestias. Os iré informando de más.
Saludos

sábado, 31 de julio de 2010

La saga de los caballeros atormentados III

Reporte 3

Hoy ha habido una carnicería importante. Desde tres partes del mundo nos llegan tres sendos reportes de lucha. En efecto, ya hay tres luchadores menos.
El primero, nos narra la lucha entre dos expertos en lucha libre. Uno de ellos luchaba con puños americanos dotados de pequeños cristales, con los que un puñetazo puede causar una herida importante. El otro llevaba equipadas en sendas manos unas garras bien afiladas, que podían desgarrar la carne en el primer descuido. Ambos dos tenían bastante fuerza, pero ninguno de los dos destacaba por su agilidad, excepto, tal vez, la velocidad de sus puños.

El combate empezó muy igualado. El de los puños, ligeramente más alto y robusto, intentaba a toda costa acertar alguno de sus golpes, pero el adversario se defendía muy bien, y con sus garras paraba todos los golpes, excepto uno que, finalmente, le dejó sangrando en el costado. Ahora era el otro el que, enfurecido, decidió a toda costa clavar sus garras en la carne del rival. Primero lo consiguió en el brazo izquierdo, y más adelante en la pierna derecha.

Poco a poco la batalla se fue inclinando del lado del de las garras, bien sea por su superioridad, bien sea porque el otro empezaba a perder la consciencia por la pérdida de sangre. Sus heridas eran muy profundas, hechas por un auténtico guerrero atormentado. Éste consiguió asestarle otro puñetazo, esta vez en la cara, instantes antes de perder el conocimiento, cuando el otro hundió sus garras en la boca de su estómago. Desde entonces, no lo tuvo difícil para rematarle, y así alzarse con la victoria. Como era amante de los animales, dio el cuerpo del caído como alimento para las aves de rapiña.

Unas de las pocas que quedan en este ambiente trastornado. El ser humano se ha valido de su inteligente para seguir con vigencia en el planeta. Pero no ha ocurrido lo mismo con todas las especies. Muchas han perecido ante el cambio climático y los fenómenos naturales exagerados.

La segunda batalla tuvo lugar en la otra punta del mundo, según se ha dicho, en una diminuta isla de la micronesia. Tuvo lugar entre un guerrero conocido por su experiencia, Althanor, que blande una larga lanza súper afilada y veloz, bautizada como Longinus, y otro guerrero desconocido, que portaba un arma de fuego algo mediocre, pero según parece, suplía este defecto con una habilidad innata para el combate. Este último, puso en serios apuros a Althanor, que tardo cerca de un cuarto de hora en dar fin al combate, atravesando su cuerpo de lado a lado con la lanza. Dicen que, esta lanza es tan veloz, que es capaz de atravesar a alguien, sin que la sangre llegue a tocarla. Sea cierto o no, la verdad es que éste siempre empieza un combate con su lanza reluciente. Salió victorioso del combare, pero con una herida que le causó el arma de fuego en una parte del cuerpo desprotegida por la armadura de Althanor, que por otra parte era bastante resistente, hecha de acero.

Según dicen, Althanor es de naturaleza solidaria. Vive, o mejor dicho, vivía en una aldea pobre en la que día tras día se ocupaba de abastecer de alimentos y agua a sus habitantes, los pocos que ya quedaban, a los que tenía en aprecio. A excepción de los cuatro guerreros a los que ha aniquilado ya, su alma es pura. Para mí sería todo un honor entablar combate con él. Sus movimientos son rápidos y ágiles: realmente me pondría a prueba. Nunca habría que bajar la guardia: si lo haces, su lanza Longinus podría atravesar tu estómago en un abrir y cerrar de ojos.

La tercera batalla fue especialmente emocionante: tuvo lugar entre dos guerreros que dieron la talla: dignos de entablar combate conmigo, sin ánimo de ponerse méritos. No eran especialmente ágiles, pero eran fuertes, sabían utilizar bien sus armas, y se valieron a las mil maravillas del bosque en el que lucharon para esconderse y pillar de sorpresa al rival. Cualquier movimiento en falso le podría costar la vida a cualquiera de los dos.

Dos guerreros escurridizos
En su incesante lucha por preservar la vida
Realizan movimientos enfermizos
Y preparan su acometida

El uno con su cimitarra
El otro con alargados cuchillos
Pretenden convertir al otro en chatarra
Y destrozar del contrario los huesillos

Por fin se cruzan sus miradas
y lucha cimitarra contra cuchillo
Las heridas son abusadas
El metal reluciente de brillo

Pese a que ya se habían dañado mutuamente, y nadie estaba dispuesto a ceder, ambos dos se volvieron a ocultar tras las sombras. A partir de aquí, se siguen golpes furtivos, que poco a poco van debilitando a ambos contendientes. El camino se va manchando de sangre.

Finalmente, el combate acaba con el cuchillo clavado del todo en el hombro del adversario, y la cimitarra habiendo cortado el pecho del contrario. Salió vencedor, pero con heridas que le obligarían a retirarse del combate durante un tiempo. No iba a serle fácil esconderse: ahora es un rival débil, y el enemigo huele la sangre a distancia.

Yo también tuve ese día una pequeña batalla, de la que no salió nadie victorioso. Decidimos que los dos estábamos al mismo nivel, y que nos volveríamos a encontrar más tarde, si no acababan con nosotros antes. Se llamaba Ezherin, y era hábil en el manejo de una gran hacha que manejaba con sus dos manos. Mi espada aún no es lo suficientemente fuerte para partir en dos su robusta hacha: tendré que derrotar a más adversarios, para reforzarla con su sangre.

miércoles, 28 de julio de 2010

La Física

¿Qué es la Física? la Física es una ciencia natural experimental. Pero, ¿podemos concretar más? por supuesto.

La Física estudia nuestra forma de interpretar los fenómenos físicos, es decir, los que ocurren a nuestro alrededor. Cuando dejamos caer un lápiz, vemos como va cayendo hasta que choca contra alguna superficie. Todos sabemos que esto es debido a la gravedad. La gravedad se estudia como fenómeno físico; pero, ¿qué hay detrás de todo ese mecanismo? tal vez no lo sepamos. Pero ese no es el único fin de la ciencia física. A partir de las observaciones, deducimos leyes y principios de los que podemos sacar resultados muy útiles, como predecir en qué momento el lápiz caerá al suelo, o con qué velocidad lo hará.

Ahora sabemos que la gravedad es una deformación del espacio-tiempo producida por los cuerpos dotados de masa (esto es estudiado por la Relatividad General de Einstein).

La Física está dividida en dos grandes grupos: la Física clásica, y la Física moderna.

La Física clásica se funda en un concepto fundamental: el de "continuidad". Actualmente sabemos que la materia está compuesta por partículas, y que en realidad no es continua; pero estas partículas son tan súmamente pequeñas, que los cuerpos mesoscópicos pueden considerarse como continuos. La Física clásica se ocupa de estudiar estos cuerpos, y las relaciones entre ellos. Podemos dividirla en varios temas:

-Mecánica: estudia el movimiento de los cuerpos, y las relaciones entre ellos. Podemos dividirla en cinemática, estática, dinámica, sólido rígido, fluidos, gravitación, relatividad. Esta última estudia el movimiento de los cuerpos desde distintos sistemas de referencia. La Relatividad de Einstein, aunque no es lo normal, la considero una teoría clásica, porque mantiene la continuidad clásica. La mecánica está regida por las tres leyes del movimiento de Newton.
- Ondas: estudia la característica de las ondas y las relaciones entre ellas.
- Electromagnetismo y luz: estudia el campo electromagnético, los cuerpos que lo generan, y la luz como fenómeno de onda electromagnética. Se incluye en este tema la óptica, que estudia los fenómenos de reflexión, refracción y difracción de la luz. Está regida por las leyes del electromagnetismo de Maxwell.

La Física clásica se extiende desde los tiempos de la Grecia clásica, o incluso anteriores, hasta aproximadamente el comienzo del siglo XX.

La Física moderna, en su lugar, rompe con el ya obsoleto concepto de continuidad, y ahora se empiezan a estudiar aspectos de la materia como átomos, moléculas y partículas subatómicas, como componentes primordiales de la materia.
A principios del siglo XX aparecería una nueva teoría que revolucionaría la Física: la teoría cuántica de la materia, que daría paso a la mecánica cuántica.

Tal vez el paso de la mecánica clásica a la mecánica cuántica, supone un salto evolutivo para la humanidad tan importante, como el de los primeros homínidos que se alzaron sobre dos piernas.
La mecánica cuántica estudia los cuerpos muy pequeños, es decir, los pertenecientes al microcosmos, como partículas y átomos. Esta teoría revoluciona completamente nuestra forma de contemplar la realidad: ahora ya no hay partículas ni ondas, sino una mezcla de ambas. Y lo que para la Física clásica era imposible, para la cuántica es improbable. Todo se funda en probabilidades: ahora el resultado a un problema físico no se da como un número, sino como una función de onda.

Pero, ¿quiere decir esto que la mecánica clásica ahora ya no sirve? para nada. Hay que hablar primero del campo de acción. Para el mundo en el que vivimos, con cuerpos dotados de una masa y una velocidad habituales, la Física clásica da los mismos resultados que la Relatividad, o la mecánica cuántica. Es cuando nos salimos de esta mundo rutinario, cuando hemos de recurrir a otras teorías: la Relatividad Especial para velocidades muy grandes, próximas a la de la luz; la Relatividad General, para cuerpos con mucha masa; o la mecánica cuántica, para cuerpos muy pequeños.

Actualmente, en la Física rigen dos grandes teorías: la Relatividad General de Einstein, y la mecánica cuántica. Cada una se ha verificado mendiante la experimentación como correcta, dentro de su campo de acción, pero por otra parte se sabe que ambas son incompatibles, es decir, si una es correcta, la otra no puede serlo.

De eso se encarga la Física contemporánea, de encontrar una teoría que consiga reconciliar el mundo macroscópico con el microscópico. Actualmente, una de las teorías más defendidias es la teoría de Supercuerdas. Lo que dice esta teoría es que, lo que para el mundo cuántico son partículas, en realidad, si se observaran más de cerca, se vería que en realidad son cuerdas diminutas. Además, el universo no tendría 3 dimensiones (largo, alto, ancho), sino 11 (!).

No obstante, esta teoría esta refutada por otra, llamada Gravedad cuántica, que estipula que el concepto cuántico de "discontinuidad" en realidad no sólo se aplica a la materia, sino al mismo espacio-tiempo (idea que comparte el que escribe).
Es decir: a la llamada escala de Planck, el espacio-tiempo, que para nosotros es contínuo, en esta escala se vería que presenta "saltos" o discontinuidades. Esta escala de Planck es tan súmamente pequeña, que es casi inimaginable. Para esta escala, un átomo es tan grande, como para nosotros puede ser un planeta, o incluso una estrella.

Las teorías físicas vigentes están, cada una, regida por una constante universal: la Relatividad Especial, c, la velocidad de la luz; la Relatividad General, G, la constante gravitacional; la mecánica cuántica, h, la constante de Planck. Se cree que, una teoría que unifique a todas ellas, deberá contener todas esas constantes.

martes, 27 de julio de 2010

A la vuelta de la esquina I

Capítulo 1

Para mi Susana lo es todo. Y eso que nunca habría jurado cuando nos conocimos que llegase a significar tanto para mí. Ella es como la hermana que nunca tuve. Yo no tengo muchos amigos, la verdad, pero siento que tenerla a ella es más de lo que pido. Siempre ha estado ahí: en los momentos más felices, y en los más duros también. Hemos tenido nuestros altibajos, a veces hasta lo daba todo por perdido, pero al final nuestra amistad siempre ha salido adelante.

Nos conocimos en el instituto. Al principio no teníamos mucho trato, pero poco a poco nos fuimos conociendo y ganando confianza. Eso sí, ha tenido que pasar años hasta que hemos llegado a este vínculo que mantenemos ahora. Hoy en día no me imagino cómo sería la vida sin ella. Pero, por desgracia, hay veces que la vida te pone a prueba. Hay cosas que pueden romper con una unión tan estrecha… ¿o tal vez no?

¿En cuanto a mi? Mi nombre es Francisco, aunque mis amigos me suelen llamar Fran. Soy alto, moreno, complexión media, y quienes me conocen dicen de mí que soy simpático y cariñoso. No suelo enfadarme, pero cuando lo hago doy un poco de miedo. Hay veces que uno no puede reprimir su ira. Me considero una buena persona… ¡en comparación con lo que se encuentra ahí fuera! Pero no me gusta mucho hablar bien de mí mismo.

Mi afición principal es el baloncesto. Aunque no soy de los mejores, no se me da mal, y me gustaría jugar algún día en un equipo importante. No hay fin de semana que se libre de jugar un buen partido de basket con los colegas. Mi relación con mis compañeros de equipo no es mala, en general, aunque hay alguno que otro con el que no me llevo muy allá.

Y el viernes por la noche, por supuesto, salir de marcha, o de cañas, aunque no suelo beber mucho. Sólo me pasé con el alcohol una vez, que quería probar mi límite, y acabé vomitando. Me tuvieron que llevar a mi casa. Me encontraba fatal: es una sensación que no querría volver a experimentar.

Ahora estoy estudiando segundo de Bachillerato, rama de ciencias. Las matemáticas y la física se me dan bien, pero no tanto la historia o la filosofía. No obstante, he de prepararme bien para la universidad. ¡La gente dice tantas cosas de la Selectividad! Pero yo espero poder aprobar, y acceder a la universidad. Aún no sé muy bien qué escoger, pero me imagino que acabaré en filología, al igual que Susana, ¡hace tanto tiempo que no coincidimos en clase! Además, no es algo que me disguste, siempre me ha gustado el latín y el griego.

Mi amiga Susana es cauta, inteligente y cariñosa. Es de estatura media, morena, y guapa, por qué no decirlo. Tiene dos mejores amigas: Lucía y Lucrecia. Con Lucía no tengo mucho trato, la verdad es que no la considero tan buena persona como Susi, aunque conmigo no siempre se ha portado mal. Con Lucrecia, en cambio, tengo mejor relación, y a veces nos contamos los problemas y todo. Ella es bajita, de pelo castaño, y muy honrada.

lunes, 26 de julio de 2010

A la vuelta de la esquina

¡Buenas! os presento la siguiente novela (en realidad, cuento largo) que voy a publicar en este blog, junto con la otra:

Título: A la vuelta de la esquina
Año: 2010
Género: Narrativa
Temática: Romántica
Sinopsis:

Francisco es un chico normal que encuentra el amor, pero que al final se encuentra con obstáculos para el mismo.

Esta novela será publicada todos los martes, hasta su finalización.

viernes, 23 de julio de 2010

La saga de los caballeros atormentados II

Reporte 2

Ya han pasado seis meses desde que esta cruenta batalla empezó, y ahora quedamos noventa de los cien guerreros iniciales. Todo parece augurar que esta guerra será larga, y, sobre todo, dolorosa. No obstante, pronto quedaremos sólo ochenta y nueve, debido que he percibido la presencia de algún otro guerrero en las proximidades, y calculo que al cabo de una hora nos encontraremos.

Mientras tanto, he decidido ir a dar un paseo al bosque. En efecto, hay un bosque cerca de aquí, pero de verde tiene poco. No hay apenas vegetación, y en sus lagos y ríos apenas transcurre vida, pero me sentiré afortunado si consigo encontrar aunque sea un pez pequeño. Este lugar queda a unos dos kilómetros de aquí, así que calculo que en diez minutos habré llegado. Así de paso me entreno y afino un poco más mis reflejos. Por medio hay un volcán, así que me entrenaré esquivando chorros de lava ardiente. Si algo de lava cae en alguna parte desprotegida de mi cuerpo, sufriré una gran abrasión, a pesar de mi resistencia.

Una vez dentro del bosque, me dedico a esquivar los innumerables troncos quemados que resultan ser vestigios de lo que en su día fue vida. Llego hasta un río, donde me dispongo a nadar para poner a prueba mi agilidad en medios más difíciles, y ya de paso bucear en busca de algún signo de vida. Me costó un poco, pero finalmente di con un pez que trataba por todos los medios de escapar a un trágico destino. Fuera, esperé a que, agonizante, su vida se fuera apagando, hasta que finalmente pude valerme de su cadáver para alimentarme. Lo vacié de entrañas y de espinas, y devoré con ansia la parte útil de su cuerpo. Cruda, tal cual. Era más de lo que podía desear.

Como ya mencioné, me valgo de una espada algo vieja y de una armadura más bien modesta. Pero no importa. Conforme vaya pasando la batalla, encontraré enemigos con protecciones mejores de las que apropiarme. No tengo miedo a que mi rival sea superior a mí. He sido capaz de enfrentarme a inimaginables peligros. Tengo un gran espíritu guerrero que puede ser desatado hasta cuotas inesperadas.
Avanzando en mi camino, encontré una explanada, la cual tomé por un buen campo de batalla, así que decidí esperar allí a mi contrincante, que no tardaría en llegar. Al cabo de unos minutos, le tenía ahí delante: era corpulento, lleno de cicatrices y de oído. Poco de humano quedaba en él. Tenía una armadura mejor que la mía, de acero por lo menos, y portaba unos nunchakus como arma.

Sin mediar media palabra, esbozó una leve sonrisa malévola, y se abalanzó sobre mi. Me puse en guardia y blandí mi espada.


Una sangrienta pelea comienza
La victoria es lo único que importa
Los dos guerreros combaten con potencia
La contienda pretende ser corta

Savior blande su espada
Ongor se vale de su tamaño
Y teniendo en cuenta su violencia abusada
Se asemeja a los guerreros de antaño

¡Oh! Increíble cuerpo a cuerpo
Las heridas se hacen cada vez más intensas
La sangre baña el suelo
Cada uno con sus ofensas

Ambos aguardan
Al primero que baje la guardia
Las dimensiones del gigante acobardan
La agilidad del joven produce taquicardia

En un intento desesperado por
conseguir la victoria, Ongor alza
su arma, y destroza el hombro de
su adversario, éste en señal de
venganza blande su espada y desgarra su
abultado cuello

De la sangre que emana de su cabeza
Savior baña su espada
Pues la sangre de los caídos en batalla
Refuerza las armas victoriosas

¡Emocionante batalla la que se ha librado hoy en esta explanada! Lamentablemente, su armadura es muy grande como para ponérmela, pero por suerte tenía suficiente sangre como para dar más vitalidad a mi espada, que ahora parece reluciente, y lista para enfrentarse a cualquier reto. El cuerpo de mi rival, yaciente ahora en el suelo en medio de un charco de sangre, será pasto de aves carroñeras. Su cabeza, en cambio, la guardaré como trofeo.
No obstante, pronto abandonaré mi casa, para lanzarme a la aventura e ir en busca de otros guerreros. Sería apetecible quedarse aquí hasta que sólo quedásemos dos, pero no sería, por supuesto, nada interesante. Calculo que en mi país habrá cinco guerreros más. En cuanto los liquide a todos, iré a otros países, en busca de más aventuras.

Mi alma está sucia, atormentada, como la de todos nosotros. Poco de pureza queda en mí. Tengo un montón de muertos a mis espaldas. Pero lo que a mí me diferencia es que no soy capaz de aceptarlo. Sólo busco el fin de todo esto, aunque ello suponga mi muerte. Los demás, en cambio, lo que exigen es violencia y calmar su odio.
Nos acaba de llegar el reporte de otra batalla entre el temido y un guerrero de baja categoría. Estaba provisto de una armadura oxidada y un arma de fuego, tal vez aceptable, pero totalmente ineficaz ante la poderosísima armadura de Kasza, hecha de mitrilo forjado en minas de fuego, y ante su extrema agilidad. No le costó mucho atravesar con una de las guadañas que tiene por mano el pecho de su rival. Kasza se caracteriza por su extrema saña con el rival. A este pobre diablo lo descuartizó hasta dejarlo literalmente hecho polvo. No podía reconocerse ninguno de sus huesos, ni sus vísceras, ni su carne. No a menos, sus armas son las más poderosas de nosotros cien.

El círculo se va estrechando. No obstante, no veo el día en que esto por fin acabe. Sinceramente, no tengo muchas ganas de salir victorioso. Casi prefiero perecer en el intento, a ser el único superviviente de un planeta que aborrezco, corrompido por el vicio y por la irresponsabilidad de unas gentes irracionales a más no poder.
Cansado de la batalla que hoy se ha librado, me retiro a mi escondrijo a descansar un rato. No obstante, nunca hay que bajar la guardia, y dormir con los dos ojos cerrados: el peligro siempre acecha, y en esta batalla no hay piedad.
Por desgracia, en cada batalla que libro se incrementa un poco más mi odio. No querría tener que pagarlo con alguien inocente. Pero tampoco me voy a mostrar impasible, ya que hoy en día hasta los más débiles muestran su peor lado, y desatan su instinto de supervivencia. No en vano, vivimos unos tiempos en los que hay que buscarse la vida como hacían los antiguos hombres de las cavernas. Aquí no te dan nada hecho.

Acabo de despertar de mi descanso, y me dispongo a entrenarme. Tampoco es que me interese mucho ganar esta batalla. Más bien es para hacer algo con lo que matar el tiempo. Primero, quiero mejorar mi fuerza. Para ello, lo que suelo hacer es partir piedras y cosas por el estilo. Con mis patadas me gustaría abrir paredes, y no estoy lejos de conseguirlo. Resulta duro, no hay que olvidar que tenemos el cuerpo de un humano, y al querer enfrentarse a objetos duros se producen todo tipo de heridas y dolores. Pero no nos queda otra. Uno se crece ante las adversidades. El rival no está dispuesto a hacerte menos daño que una piedra.
Otra opción es ir al volcán más próximo y destruir piedras magmáticas. El calor hace bastante daño, pero es importante acostumbrarse al dolor. Para la agilidad, lo que suelo hacer es ir a una zona llena de obstáculos, por ejemplo a un antiguo bosque repleto de troncos calcinados y piedras, y cruzarlo a gran velocidad. Eso mejorará mis reflejos. No obstante, una colisión a tal velocidad puede ser extrema. Sin embargo, es necesario para mi entrenamiento. No a menos, se dice que Kasza puede atacar a la velocidad del sonido.

En efecto, esas guadañas tienen el prestigio de no haber fallado nunca su objetivo. Y su dueño, de no haber perdido nunca una batalla. Y de muchos es el sueño de derrotarle algún día, pero todos han perecido en el intento.

Estuve toda la tarde ejercitándome, hasta que cayó el Sol. Me siento lleno de energía, a pesar del cansancio. La energía también es importante para el combate, sobre todo para los más prolongados. Y también las fuerzas mentales. Hay que estar en forma para el combate, en todos los sentidos.

¡Oh, del poderoso Savior!
Que en su incesante batalla
Se entrena cual luchador
Y salva los problemas donde los halla

Pretende sobrevivir
Para cobrar venganza
Y no consiente vivir
A todo aquel de la alianza
Que se oponga a su destino

Día de compras

¡Buenas, mis chiquitines! He de admitir que soy un comprador compulsivo. En el día de hoy me he gastado nada menos que ¡140 euros! Os contaré cómo ha ocurrido:
En teoría, hoy sólo iba a comer por ahí con mi amigo Jose. La comino fue muy cara: 8 euros, en mi caso. Después nos fuimos a la fnac, a ojear un poco, y me llevé por la tentación de comprar un libro de introducción al aprendizaje de la lengua japonesa. Bueno, ahí ya creía que me volvería a casa, y se acabarían mis gastos en el día de hoy. Pero no, mi amigo sugirió ir a Madrid, a una calle de libreros que hay cerca de la Gran Vía. Me llevé un libro de problemas de física por 25, y otro de filosofía física por 6, baratos la verdad. Por desgracia, la zona estaba literalmente repletita de tiendas de comics, y no pude resistir la tentación de llevarme dos figuras de Saint Seiya en sendas tiendas. Una por el precio de 45, y la otra, de 48. Nada mal, teniendo en cuenta que proceden de Japón, y que hoy en día no es fácil encontrarlas en cualquier sitio aquí en España. Para rematar la faena, nos tomamos unos flas, por 30 céntimos cada uno. ¡Ah! y el billete de cvercanías también. Volví a casa a eso de las 9, pero eso sí, con buen sabor de boca, aunque con la tarjeta desbalijada, jeje.

viernes, 16 de julio de 2010

La saga de los caballeros atormentados I

Reporte 1

¡Oh! De los luchadores el más aguerrido
Y a la vez el más respetado
Por todos es temido
Y por las fuerzas del mal venerado

Como el gran Kasza es conocido por unos
Y por el rey Guadaña por otros
Tiene largos cuchillos por manos
Con los que degolla largos osos

Con sus garras desgarra el aire
Sus colmillos pulverizan los huesos
Y muros abre con sus patadas
No hay dios que no hable de sus hazañas
Ni de las cabezas que ha arrancado
Con el poder de sus guadañas

Estamos en un mundo desconcertante; guerras, epidemias y demás calamidades han asolado nuestro planeta, ahora convertido en un infierno en vida. El brusco cambio en el clima ha acabado con gran parte de la población, y los pocos que quedamos en pie merecemos ser llamados supervivientes. Por si eso no fuera poco, nos vemos envueltos en una guerra, sangrienta como la que más. Cien de nosotros hemos sido llamados para participar en ella. No tenemos otra opción que luchar entre nosotros en una vorágine de sangre y sufrimiento de la que sólo puede salir uno con vida, el cual será proclamado vencedor.

A mi personalmente no me gusta batallear, pero tras todo lo que he vivido… he presenciado escenas atroces: cómo un hombre mata a su vecino por una barra de pan… pueblos enteros convertidos en caníbales, esperando así recibir bocado… cómo grupos de personas han puesto bombas en las sedes políticas, itentando vagamente tomarse la justicia por su lado… madres llorando en dolor viendo como sus criaturas simplemente… se van. Por eso me he curtido en la lucha. Soy capaz de sesgarle la vida a todo aquel que ponga mi vida y mi libertad en tela de juicio. No obstante, mi corazón sigue albergando algo de sentimiento, y de buen grado ayudaré a todo aquél que clame ayuda.

Hay ocasiones en las que me pregunto por qué sigo en esta lucha. Tal vez sea mi sed de venganza. No puedo olvidar cómo unas guadañas partieron en dos el cuerpo de mis padres, y por desgracia no hicieron lo mismo con el mio, dejándome vivir ante un paisaje de frecuentes lluvias de fuego y sangre… de odio y vergüenza… de ganas de que por fin acabe todo esto.

¡Ah, del pobre Savior!
Que vagando por el mundo busca
Incesantemente venganza
Por la muerte de su familia
Por ello prosigue en su andanza
En su imparable vigilia

¿Quiénes somos nosotros? No interesa. Lo importante es por qué estamos en esta lucha tan encarnizada. Seguramente sea porque, al igual que yo, todos hemos sido preparados desde la más tierna infancia para la lucha. Una lucha sin igual, en la que lo único que importa es la victoria a toda costa.

Uno podrá preguntarse cómo es posible que, en un mundo tan grande como el nuestro, de entre cien personas puedan encontrarse siquiera dos de ellas. Pues bien, estamos todos nosotros dotados de un sexto sentido, que nos permite localizar otros de los nuestros, si bien es cierto que pueden pasar semanas, incluso meses, hasta que se libre una sóla batalla. Estas batallas son muy duras: si dos guerreros se encuentran, son capaces de aniquilarse mutuamente sin lidiar ni media palabra. Como hoy en día el alimento escasea, el vencedor suele alimentarse de la sangre y las entrañas del vencido, así como apoderarse de su armadura y su arma, si así lo deseara.

La batalla empezó hace poco más de un mes, y ya he tenido la ocasión de encontrarme con un guerrero que vivía en mi propio país. No hay noche en la que no piense en esa escena: cómo ardió dentro de mi toda mi ira, y valiéndome de ella blandí mi espada y con ella le atravesé el cráneo. Eso sí, antes de ello, de una patada y, antes de que se diese cuenta, le quité el casco, ya que a mi me servía de mucho, y no quería estropearlo.
Ni siquiera quise saber cómo se llamaba. Le avisé de que se alejara si no quería morir, pero no quiso darse por vencido.

Si hay algo que nos caracteriza no es nuestra inmensa fuerza, ni la dureza de nuestro cuerpo, que viene siendo como la del más robusto de los humanos; sino nuestra velocidad: Kasza tiene la fama de partir en mil pedazos el cuerpo de su adversario antes incluso de que este consiga verle la máscara que oculta su horrenda cara. No me gusta presumir, pero soy capaz de despedazar al animal que vaya a comerme, y de apartarme lo suficientemente deprisa como para que mi preciada vestimenta no se sea salpicada por la sangre.

Hace unos días me enteré de que cayó uno de mis amigos de la infancia. Su rival, armado con dos mazas en sendos brazos, le estranguló, y cuando su cuerpo se puso azul del todo, se ensañó con su cuerpo, deformándolo todo cuanto pudo. ¿Apenado? No. El pasado es historia. Ahora lo único que me interesa es que todo esto acabe. Rezo todos los días a los dioses por encontrarme con esas guadañas de la muerte, destrozarlas, y hacerme un buen festín con su dueño.

Despues de eso, si alguien más queda con vida, le pediré amablemente que me mate con todas sus ganas. No estoy por la labor de seguir viendo cómo mi adorado planeta se va a la mierda. Cómo por las calles, llenas de rocas volcánicas, sigue corriendo la sangre de los inocentes.

Este planeta ya no es lo que era. Por las tardes, un sol sofocante abrasa la carne de todo aquel que osa salir de su escondrijo; por las noches, un frío inimaginable congela a todo aquél que se pierde en el bosque, ahora desierto de todo tipo de vegetación. Los desiertos y las zonas volcánicas ocupan ahora más de un 80 % de la zona continental. Los pocos que quedamos con vida, luchamos incesantemente con encontrar algún líquido con el que lubricar nuestros secos labios. Los ríos se han secado, y nos hemos acostumbrado poco a poco a beber agua del mar. Es por esto que nos hemos ido asentando en las zonas costeras.

Yo he de reconocer que el sitio donde me aguardo no es nada molesto; mientras unos se refugian en chazoas de madera, o en cuevas, o en escondrijos hubicados a varios metros bajo el suelo, esto es lo único que se puede llegar a llamar “casa”. ¡Tengo incluso una habitación donde puedo entrenar a mis anchas! Pero, como podrán comprender, no puedo disponer de muchos lujos. No queda una solo central energética en pie. Prácticamente, vivimos como el hombre de las cavernas. Tampoco tenemos acceso a la información: la sociedad tan podrida como estuvo años atrás ha cegado a las gentes, que incluso quemó las bibliotecas e iglesias que encontraba a su paso.

Me pregunto si quedará algún superviviente que sepa hacer pan. De ser así, sería todo un afortunado: los campos de trigo son una de las pocas plantaciones que no han sido arrasadas por el clima y por vándalos diversos. ¡Quién sabe cuánto durará! Cada cierto tiempo cae del cielo una lluvia de meteoritos que arrasa ciudades enteras.
Por supuesto, nosotros salimos ilesos, que prácticamente se puede decir que sólo podemos aniquilarnos entre nosotros. Pero alguien que no sea un guerrero sucumbe fácilmente ante tantas intempestades.

Una de las pocas vías de información son los informes de batalla que nos envían a todos nosotros por medio del sexto sentido. La última la recibí esta mañana: dos guerreros armados con potentísimas armas de fuego de última generación se enzarzaron en Estados Unidos en un combate que acabó con los dos muertos, agonizantes sintiendo en sus carnes cómo el metal de sus armaduras se derretía tras los continuos balazos que recibieron las mismas.

Yo persoalmente detesto las armas de fuego. Soy dado al cuerpo a cuerpo, y no puedo permitirme el lujo de derrotar a alguien a distancia, sin sentir la emoción de poner tu propio cuerpo en peligro. Por eso uso siempre mi espada. Por eso, y porque es un preciado regalo cargado de recueros y sentimientos.

Savior el valeroso
Acompañado siempre por su espada
Siempre de las batallas sale airoso
Y vuelve a su vida alocada

Muchos, según dicen, del odio es nacido
Siendo la venganza su anhelo
Por las circunstancias se ve abatido
Aunque la voluntad es su consuelo

A derrotar a su rival aspira
Y así dar por concluida su misión
Por ello está dispuesto a desatar su ira
Y así luchar con tesón

Cien son los que luchan
Por llegar a ser aquél
Y vencer los males que hacechan
En esta batalla cruel

Algunos armados de cuchillos
Otros de mazas y martillos
Y algunos con metralla
Pretenden ganar la batalla

Pero sólo será uno
El que finalmente salga victorioso
Sin embargo, será inoportuno
Mostrarse ante los demás bondadoso

Autoescuela

¡Buenas! bueno, como podréis ver en el título, me he apuntado a la autoescuela. A mi realmente no me interesa mucho conducir, pero hoy en día parece ser muy importante, y me lo han recomendado, así que aquí me tenéis. Voy a la Chaparral, y de momento me está gustando. Esta semana tengo un curso intensivo en el que se imparte todo el libro, así que espero poder presentarme al examen teórico este mismo mes. La semana que viene espero terminar todos los tests de ordenador. Son 43 y ya llevo 13, aunque creo que se me empieza a hacer cuesta arriba. Enfín, esperemos que haya suerte, y ya a la vuelta de vacaciones me esforzaré con el práctico.

Impresiones del Barcelona Open 2010

¡Buenas! pues este fin de semana he acudido a un campeonato de Cubo de Rubik que se ha celebrado en la localidad barcelonesa de Sant Cugat del Vallés. En estos campeonatos lo que se intenta es resolver el famoso cubo lo antes posible. Pues bien, el viernes tomé el AVE a las siete de la mañana, para estar ahí a las 10, que había quedado con una amiga mía de barcelona. Me lo pasé bien, pero hasta que encontramos el hostal buff... que luego al final era una pensión jaja así que me eché una sistecilla hasta las 3, que llegó mi amigo Pau para llevarnos hasta el campeonato.

El sitio era bonito y espacioso. Había barra con refrescos a 1 €, cosa que agradecí, viendo el calor que hacía. La primera modalidad comenzó a las 4, y bueno, la verdad es que no me fue muy bien, debido a que no practiqué mucho, dando prioridad a mis estudios en la universidad. No obstante, sí me gané una medalla en una de mis modalidades estrella. Por la noche me volví pronto al hostal, acompañando a un competidor que se hospedaba en el mismo sitio que yo, Fabrizio. Cené en un restaurante que estaba cerca, la comida estaba bien, pero tenía picante, cosa que a mi no me gusta nada, y me tuve que pedir un helado para calmar el picor de lengua que me dio la comida. En el hotel me puse a escuchar la radio hasta que me dormí.

Al día siguiente llegué un poco tarde al campeonato, pero por suerte pude competir en todas las categorías que me interesaban. Ese día se me dio un poco mejor. Al mediodía, descanso para comer, por 7 € nos hinchamos a pollo con patatas y sandía, hasta el punto de que ofrecieron toda la comida de que disponían para que no sobrara nada, ¡hasta nos llevamos una sandía! cuando terminó el campeonato, esperamos a que se celebrase la ceremonia de entrega de premios, y después nos despedimos de todo el mundo. Este campeonato me gustó bastante, vi a mucha gente que ya conocía, y conocí a alguno que otro. Por la noche, no fui al hostal, sino que me quedé con unos amigos de mi localidad. Fuimos primero a la casa donde se hospedaban, tomamos algo de pizza y después echamos una partida de póquer, ¡si me descuido me quedó sin ahorros! después nos fuimos en metro hacia la playa, íbamos un poco ebrios y encima no nos dio tiempo a ir de marcha, ya que se nos hizo un poco tarde.

Dormimos un poco, después comimos y nos fuimos a dar una vuelta por Barcelona, y después a ver el partido de la final del mundial, primero a una pantalla gigante colocada en una gran plaza para tal fin, y en la segunda mitad, en un bar, donde pude probar unas patatas bravas más que aceptables. Finalmenta ganó España, y fuimos a celebrarlo como el momento lo merecía. Al cabo de un rato fuimos andando hasta la plaza de la fuente, y seguidamente nos fuimos en metro hasta la casa. Yo me fui a dormir al hostal, para recoger las cosas y tal.

Al día siguiente viajamos hasta Madrid en coche, y llegué a casa a eso de las 4 de la tarde, nada mal. En resumen, me lo pasé bien, y quiero dar las gracias a tanta gente, que seguro que me olvidaría de alguien, así que daros todos por aludidos :D.

miércoles, 7 de julio de 2010

La saga de los caballeros atormentados

¡Buenas! os presento mi nueva novela, que será publicada en este blog capítulo por capítulo:

Título: La saga de los caballeros atormentados
Año: 2010
Género: Narrativa/poesía
Temática: Terror/fatástica
Calificación: +18
Sinopsis: en un mundo destrozado por las guerras, las epidemias, el cambio climático... cien de los supervivientes han sido elegidos para luchar en una encarnizada batalla de la que sólo puede salir victorioso uno de ellos. Son los llamados caballeros atormentados.

Esta novela será publicada a partir de ahora todos los viernes, a menos que se indique lo contrario.
Saludos

martes, 6 de julio de 2010

Una aficción bastante cara

Bueno gente, pues aquí me tenéis, sufriendo por mi situación económica, y sigo sin encontrar trabajo. ¿La culpable de todo? pues una afición, sana según se mire, que me hace gastarme grandes sumas de dinero. ¿Drogas? No, no, tranquilos. Me refiero a Saint Seiya. Es una serie, que fue emitida en España bajo el título de "Los caballeros del Zodíaco".
Pues bien, yo colecciono una serie de figuras lanzadas en Japón con el nombre de Myth Cloth. Son unas figuras de gran realismo, y cuando tienes una ya las quieres tener todas. Se han estado lanzando desde 2003, y hoy día se siguen produciendo. ¿Su precio? La que menos me ha costado, 12€; la que más, 70€. Y ya tengo más de 30, ¡imaginaos el gasto! menos mal que el manga, que por supuesto me lo estoy leyendo entero, fue publicado hace ya unos añitos (1986-1991), y no creo que haga mucho mal bajándome los capítulos de internet ejej.
También suelo hacer viajes por España que me hacen vaciar el bolsillo cada vez u poco más.
En fin, a ver si encuentro algo, y me puedo costear mis caprichillos, jeje, menos mal que he estado unos cuántos años sin comprar ni uno, por qué diantres me habrá dado por recuperar esta aficción, joo.

Nuevo blog

¡Bienvenidos a mi nuevo Blog!
Poco a poco iré colocando información y nuevas entradas, cuyo contenido será tanto libre como novelas que vaya escribiendo.
Os deseo una buena estancia en este blog, que espero, sea recibido a buen grado.
¡Saludos!